Especialistas en violencia de género como la responsable regional del Centro de Emergencia Mujer de La Libertad, Luisa Centurión; el decano del Colegio de Psicólogos de La Libertad, José Rodríguez;  y el Jefe de la Tercera Macro Región Policial Norte, Óscar Gonzales, corroboran y explican que la violencia es uno de los principales antecedentes de conductas delictivas. El tema ha sido mi hipótesis en un trabajo de investigación periodística que expone el lado B de la violencia en niños y adolescentes: un enfoque educativo y preventivo.

En la inocencia de un niño o adolescente, la violencia desde su matiz más tenue, por ejemplo: un sobrenombre, lo denigra. El maltrato físico y verbal; así como el abandono de los padres (desconexión afectiva y falta de comunicación) conlleva a los niños y adolescentes a buscar en sus amigos la comprensión y el amor que no encuentran en casa. Muchos son mal encaminados a combatir la violencia con violencia y, en algunos casos, es en esta condición de desamparo que son captados por la delincuencia. Los más preocupante es que, según los expertos, el primer espacio de expresión y desahogo de emociones negativas es el colegio; incluso, incurriendo en hechos graves como la venta y el consumo de drogas: según la UGEL 2 – La Libertad, en el distrito trujillano de La Esperanza se han detectado casos en cuatro colegios (la marihuana es la droga mas consumida)

¿Que se confabula para que un niño o adolescente adopte la violencia como estilo de vida? La respuesta está en casa, en donde la violencia se inicia con el insulto, pasa al maltrato como medida correctiva de conductas negativas y se degrada a expresiones peyorativas que restan importancia a la dignidad e integridad de las víctimas. Se trata de un bucle o cadena de violencia: quienes hoy son víctimas de violencia, mañana son impartidores de la misma.  A nivel psicológico entran en juego las denominadas neuronas espejo: el niño replica una conducta negativa basada en la violencia, la cual asimila como normal.

Afortunadamente se vienen desarrollando estrategias para frenar y prevenir la violencia en niños y adolescentes, como el proyecto multisectorial “Tarjeta roja contra la violencia” que busca inducir a los escolares en el respeto de sus derechos y los canales de denuncia en caso sean víctimas de maltrato. También involucra a los padres y docentes, quienes tienen como objetivo romper la cadena de la violencia; sin embargo, se necesita de más aliados, como los medios de comunicación pues según un estudio de Consejo Consultivo de Radio y Televisión (CONCORTV), la violencia predomina en los programas de televisión. Los especialistas aseguran que el tratamiento sensacionalista de los hechos delictivos en donde están implicados niños y adolescentes sirve como incentivo de conductas negativas. Según estadísticas de la policía liberteña, de enero a agosto del presente año 541 niños y adolescente, de entre 12 y 17 años de edad, han sido retenido por infracción a la ley penal: 390 por delitos contra el patrimonio, 46 por consumo de drogas, 25 por microcomercializacion de drogas y 4 por homicidio. 9 son mujeres.

Las cifras son preocupantes: según el Centro de Emergencia Mujer de La Libertad, en lo que va del año se han registrado 5 mil 314 casos de violencia: el 39,6% de víctimas tienen entre 0 y 17 años de edad, es decir desde recién nacidos hasta adolescentes a un paso de convertirse en adultos. Debemos entender que la violencia es horror en la mente de un niño y quiebra su anhelo de una vida feliz. Empecemos por casa en donde debemos valorarlos y convertirnos en sus filtros y guías. Erradicando la violencia se pude romper el bucle.