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Por: Redacción La Industria

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Publicada el 05/01/2020 - 04:09 PM

[Opinión] Eufemismos, por Ricardo Vera


El escritor y docente Ricardo Vera Leyva realiza algunas precisiones sobre el uso correcto del lenguaje.

En diversos ámbitos de la vida social, los hablantes echamos mano de ciertos términos o construcciones que tienen como propósito «atenuar u ocultar verbalmente las características negativas de lo que nombramos» (Manuel Casado) o que responden —y esto resulta muy peligroso— a una actitud disimuladora o encubridora.

Estos verdaderos disfraces lingüísticos no son otra cosa que los llamados eufemismos o sustitutos eufemísticos. Y se cuentan por decenas. Aquí un par de ejemplos: cuando se usa la expresión ‘persona de color’, en referencia a un individuo de raza negra, o la frase ‘poco agraciado’, en vez de ‘feo’.

Dentro de los eufemismos existen aquellos a los que el profesor Antonio Roldán denomina ‘humanitarios’, pues se usan para evitar una referencia directa a un defecto físico o psíquico, a la muerte o a una etapa poco grata de la vida del ser humano.

En esta categoría podemos ubicar, verbigracia, las expresiones ‘discapacitado auditivo’ (sordo); ‘invidente’ (ciego), ‘persona de movilidad reducida’ (tullido), ‘estrábico’ (bizco) ‘paciente psiquiátrico’ (loco) o ‘minusválido’ (paralítico). Del mismo modo, ‘tercera edad’ (vejez) y ‘pasar a mejor vida’ o ‘tener un desenlace fatal’ (morir).

Un segundo grupo de eufemismos sirven como ‘magnificadores’ (así los llama Manuel Seco) de realidades que no resultan negativas. Es el caso de ‘trabajador de la construcción’ (albañil); ‘ejecutivo’ o ‘promotor de ventas’ (vendedor) ‘empleada del hogar’ (sirvienta); ‘estilista’ (peluquero, sobre todo en el caso de uno que ofrece sus servicios a mujeres) y ‘auxiliar de vuelo’ (azafato o azafata), por mencionar algunos.

Este intento de sobrevalorar las profesiones u oficios, por lo menos en el plano lingüístico, se inscribe dentro de lo que Miguel Delibes llamaba, con mucho acierto, ‘revolución de tarjeta de visita’.

Para terminar, no podemos dejar de mencionar los eufemismos ‘mendaces’ o ‘mentirosos’ (el nombre le corresponde a Roldán), que vulneran el principio de veracidad, fundamento de la comunicación y de la vida social. Veamos algunos ejemplos: ‘Reajuste de tarifas’ (alza de precios), ‘recorte de personal’ (despidos); ‘daños colaterales’ (muerte de civiles), etc.

Los nazis fueron especialistas en este tipo de sustitutos eufemísticos. ¿Cuál era el significado de las expresiones ‘solución final’ y ‘tratamiento especial’? Exterminio y muerte en la cámara de gas, respectivamente.

(Gran parte de la información consignada en esta columna ha sido extraída del libro «La innovación léxica en el español actual», 2ª. ed., 2017, de Manuel Casado Velarde).



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