Juan Ramos Monzón, de 28 años, siempre salía a trabajar a las 9 o máximo 10 a. m., pero esa mañana del jueves pasado se hizo tarde y se fue a las 11 a. m. Desde entonces no lo han vuelto a ver y en su hogar se vive una pesadilla temiendo lo peor.

Este joven padre de familia se dedica a la venta de helados y se moviliza en una moto que acondicionó para llevar sus productos hasta el valle de Santa. Él vive en Coishco, cerca del llamado “Morro de Arica”, con sus dos hijas y su esposa Jasmín.

Su familia empezó a preocuparse el jueves por la tarde, debido a que el teléfono estaba apagado. Solía llegar a casa entre las 5 o 6 de la tarde, pero ese día no llamó ni a su esposa ni a su madre, algo que siempre hace cada vez que demora en el trabajo.

Por la noche la preocupación ya invadía a toda la familia de este joven, por lo que al día siguiente, el viernes, los hermanos, primos y algunos amigos fueron a buscarlo. La angustia se hizo más fuerte al encontrar la moto abandonada cerca del cementerio de Tamborreal.

La esposa avisó a la Policía de esa localidad, pero no le hicieron caso. Otros familiares fueron a la comisaría de Santa, donde recién tomaron las acciones del caso. Un grupo de peritos hizo las investigaciones y se llevó la unidad para tomar las huellas dactilares.

Al día siguiente, el sábado, siguieron el recorrido que suele hacer Juan Ramos. Casi a dos kilómetros de donde hallaron la moto, en una loma, encontraron la caja de los helados. Metros más allá las envolturas de los productos. Ninguno de los agricultores del valle dijo haberlo visto. “Nadie de acá se percató porque está en la loma, quizá haya sido de noche”, dijo una agricultora.