En su arremetida contra el alcalde provincial Daniel Marcelo Jacinto, el llamado a sucederlo en el cargo, el primer regidor José Ruiz Vega, le ha hecho un flaco favor al partido en el que ambos militan, Alianza Para el Progreso (APP). Sostiene el concejal que por culpa de Marcelo, la opinión pública percibe a él y al burgomaestre, así como los militantes y directivos de esa agrupación, como “corruptos”. Nos preguntamos cómo habrá caído esta verdad revelada en las altas esferas de APP, cuyos dirigentes trabajan por formar parte de la próxima directiva del nuevo Congreso de la República.

Imaginamos que muy mal. Porque una cosa es esconder la basura debajo de la alfombra y otra, muy distinta, es sacarla a relucir. Y porque, además, todo el problema que viene suscitando el atornillamiento de Marcelo al cargo es algo que la ciudadanía percibe como algo muy lejano a sus intereses y sus preocupaciones. Amén de resultar uno de los menores problemas que afronta APP, que está atravesada por hechos comprobados de corrupción. Además, Marcelo y el propio Ruiz Vega resultan, a la larga, dirigentes funcionales y descartables o fusibles. Funcionales porque lo son mientras le sirvan al proyecto político de César Acuña Peralta, como lo fueron algunos de los políticos que pasaron por su agrupación. Y fusibles o descartables, porque se desharán de ellos como se hace con los productos que ya no sirven. Es, más o menos, como aquello llamado ‘obsolescencia programada’: mientras sirvan a los intereses de APP, quedan; cuando no, se les desecha.

Ocurrió con Edwin Donayre y César Villanueva (aunque hubiera sido bochornoso mantenerlos en sus filas, luego de los actos de corrupción que protagonizaron) y, en menor medida (¿o mayor?) con Marisol Espinoza, expectorada luego de que se fuera por la libre y condenara, con su voto a favor de Mercedes Aráoz, al actual gobierno luego del cierre del Congreso el pasado 30 de septiembre. Ocurrirá igual con Omar Chehade, actual engreído de APP y estrella de la nueva bancada apepista; con Carmen Omonte y tantos otros personajes que cargan sobre sus espaldas serios cuestionamientos. ¿Le interesa, por tanto, a la cúpula de APP (es un decir) desligarse de la imagen de corrupción que ha sacado a la luz el regidor Ruiz Vega? Los hechos demuestran que no. Para nada. Al contrario, constituyen un asunto menor debido a la criba moral con la que pasan todos para formar parte de la agrupación. No dudamos de que hay personas decentes y limpias en esta masa enorme de militantes. Pero seamos sinceros, también hay un elevado clientelismo que vota por mantener un estado de cosas que la opinión pública nacional conoce. Y que la sabiduría popular comenta con sorna fresca.