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Por: Redacción La Industria

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Publicada el 26/05/2020 - 10:01 AM

[EDITORIAL] La realidad supera el voluntarismo


En el reinicio de algunas actividades económicas en el país, Trujillo volvió a mostrar su rostro más preocupante: el comercio informal.

En el reinicio de algunas actividades económicas en el país, Trujillo volvió a mostrar su rostro más preocupante: miles de personas volcadas a las calles para realizar ventas y compras, sin adoptar las mínimas medidas de seguridad que eviten más contagios de Covid-19 (coronavirus). Además, un transporte público cuyos trabajadores, so pretexto de que trabajan a pérdida, llenan sus unidades con un público desesperado por movilizarse.

Todo esto va contracorriente con el discurso oficial, especialmente del presidente Martín Vizcarra, que ayer apareció para disculparse por las confusiones a que llevó su mensaje del viernes pasado. Además, el jefe de Estado insistió en hacer recomendaciones de seguridad sanitaria que pocos atienden y que hace rato han caído en saco roto. ¿Si se hubieran enterado los compradores y ambulantes que se aglomeraron en la calle Zela y el parque González Prada, o en los exteriores del mercado zonal Palermo y La Unión, del alto nivel de contagio que hay en los mercados; o los pasajeros de lo mismo en servicios de mayor nivel que el Metropolitano de Lima, ¿habrían actuado diferente? Lo dudamos. La gente sale a las calles porque necesita llevar comida a sus casas o plata a los bolsillos, para lo mismo. Y nadie puede criticarlas por eso.

Claro que, en ese cometido, los contagios aumentan. El transporte público cuenta con la venia de las autoridades para operar, cuando más seguro es movilizarse en carros particulares (los que los tienen) o en taxis. No se entiende las restricciones a los primeros y la luz verde a los buses y combis, estas últimas trampas acechantes del contagio. Por otro lado, Vizcarra sintió la pegada de dos preguntas muy duras formuladas por la prensa: una sobre sus gastos familiares y otra sobre pagos elevados e inconvenientes a un charlatán que asesoró la campaña electoral de Pedro Pablo Kuczynski. El mandatario perdió la compostura y trastabilló nerviosamente en sus respuestas posteriores. Tanto que le pasó el testigo al jefe del gabinete Vicente Zeballos y este se fue por la tangente. Esta semana será difícil por la presentación del primer ministro ante el Congreso en procura del voto de confianza. Las últimas escaramuzas entre ambos poderes no pueden dar buenos resultados para el Ejecutivo.

Pero al Congreso hay que acudir con las manos bien lavadas. Presencial o virtualmente, se necesita no provocar una escalada que no llevará a nada productivo en estas circunstancias. En medio de tanta bruma, provocada por las crispaciones sociales, las denuncias que no cesan y el colapso del sistema de salud pública, una noticia resalta: el ofrecimiento efectuado ayer por la Iglesia católica peruana, a través del presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, monseñor Miguel Cabrejos. El también arzobispo de Trujillo puso a disposición del país la infraestructura, las instituciones y la red logística de la Iglesia para coadyuvar al alivio de la enfermedad. Esta es una oferta que no debe desperdiciarse porque las Iglesias son entidades organizadas que funcionan bien. Trujillo lo necesita y hay que recoger el guante de inmediato.


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