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Por: Redacción La Industria

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Publicada el 08/07/2020 - 04:21 PM

[Opinión] Virus de la mentira, por Jorge Clavijo Correa


El Perú no es Lima y La Libertad no es Trujillo; sin embargo, en el maquillaje de cifras pesa mucho el centralismo.

Escribe: Jorge Clavijo Correa/ Comunicador social

Entre la razón y la emoción, lidia la verdad. Y la verdad es como las monedas: tiene dos caras y depende de quien la muestra y para qué. Hablando de la verdad, las cifras en la región La Libertad, en cuanto a casos confirmados y decesos por la covid-19, no son sinceras en las manos del gobierno regional y el gobierno nacional. “La curva está decreciendo”, ha mencionado, en dos ocasiones, el presidente Martín Vizcarra. En la formalidad, pocos lo han contradicho. En suelo trujillano sus palabras sonaron a mentira bajo el silencio, casi cómplice, del gobernador Manuel Llempén.

Mezcla de razón y emoción, horas después de que Vizcarra anunciara el fin de la cuarentena a nivel nacional, Manuel Llempén dio un mensaje a la región exigiendo al Ejecutivo que incluya a La Libertad en el grupo de regiones con cuarentena focalizada, al amparo de la postura (en contra de la decisión del gobierno central) del Colegio Médico, la Defensoría del Pueblo y casi todos los alcaldes de las provincias más afectadas por la pandemia. El Perú no es Lima y La Libertad no es Trujillo; sin embargo, en el maquillaje de cifras pesa mucho el centralismo. Y Llempén pecó de centralista al tomar como referencia sólo a los cuatro hospitales Covid-19 de Trujillo: “nunca hubo desabastecimiento de oxígeno”, expresó. Una frase con olor a mentira.  Pues se sabe que en las provincias de Chepén, Pacasmayo y Ascope la situación es crítica, no solo por la falta de oxígeno. En Trujillo, quienes batallan contra la enfermedad (pacientes y sus familiares y amigos) viven una pesadilla.

En la otra cara de la moneda, están las instituciones fiscalizadoras y las que tienen el poder de “exhortar” a quienes tienen el poder de manejar las cifras y alterar los datos para dar la impresión de “una buena gestión”. La Contraloría General de La República, ha desmentido al gobernador al informar que el Hospital Regional Docente de Trujillo ha colapsado (informe de control N° 003-2020-OCI/0640-SVC). Entre el 17 y el 23 de junio, según el documento, dicho establecimiento del MINSA no contaba con la capacidad para atender la demanda de casos complejos que requieran hospitalización y cuidados intensivos. Además, careció de medicamentos esenciales para el tratamiento del coronavirus. Y, lo que es peor, no hubo un tratamiento adecuado de los cadáveres. A todas luces, nos mintieron.

¿Se puede manejar una gestión en base a maquillajes y comodines? Lamentablemente, en el sistema sanitario, los maquillajes siempre han funcionado: los medios de comunicación, pacientes y personal médico comprometidos con su labor y con sus pacientes, siempre han demandado una reforma integral por las carencias históricas en logística, infraestructura y profesionales de salud. Sin embargo, la versión de los gerente y gobernantes, “todo está bien” ha pesado más. Ahora apena la postura de Vizcarra, quien parece avalar las deficiencias administrativas en el sector. Debido a la pandemia, el escenario es distinto y tomar decisiones en base a la verdad, más aún con el viento en contra, es un asunto de humanidad. 


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