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Por: Redacción La Industria

ACTUALIDAD

Publicada el 19/07/2020 - 12:00 PM

[Editorial] Lo que se viene será peor si no cambiamos


Mucha gente parece olvidar que el peligro no ha pasado y que mientras no exista una vacuna, las posibilidades de morir a manos de este enemigo invisible siguen latentes.

El médico peruano Elmer Huertas ha advertido que las siguientes semanas serán catastróficas para nuestro país, si es que la tendencia conductual en los hábitos de las personas sigue como hasta hoy.

En la víspera, este diario reveló que el Ministerio de Salud (Minsa) tiene registradas un total de 91 muertes de liberteños infectados por covid-19, nada más y nada menos que, al interior de sus domicilios, ya que el Estado ausente y el sistema en agonía no pudieron brindarle la atención hospitalaria suficiente debido al colapso de los nosocomios.

Para variar, el Gobierno Central ha dispuesto que a partir de mañana se reanude el servicio de restaurantes, en sus mismos locales de atención, pero con un aforo del 40 % como máximo.

Si bien esta es una medida interesante, no implica ninguna garantía de que, por ejemplo, uno de los meseros asintomáticos pueda contagiar a cualquier comensal que se encuentre dentro de ese reducido porcentaje y haya guardado el distanciamiento social, las prácticas de higiene e, incluso, la cuarentena durante el primer semestre del año.

También se ha escuchado con alarmante preocupación al ministro de Educación, Martín Benavides, quien tras su reciente ratificación deslizó la importancia del retorno a las clases presenciales. ¿Habrá algún padre de familia que, en medio de una letal pandemia mundial envíe a sus hijos a los centros educativos, que serían tumbas seguras por lo precario de sus instalaciones y la nula preparación para enfrentar la actual coyuntura?

¿Se ha puesto a pensar el presidente Martín Vizcarra cómo se movilizarían miles de niños para ir a sus escuelas? Seguramente que sí, pero, al parecer, la reactivación económica y gran desesperación por evitar que el país no termine de irse a la quiebra son dos motivos poderosos para que el mandatario circunstancial haya decidido emprender la desescalada, sin tener en cuenta que día a día crece el número de infectados y los muertos siguen desfilando en los acantilados del abandono hospitalario.

La Industria considera que en medio de esta desconcertante situación, solo nos queda cuidarnos con responsabilidad y actuar como si aún estuviésemos en cuarentena. Mucha gente parece olvidar que el peligro no ha pasado y que mientras no exista una vacuna, las posibilidades de morir a manos de este enemigo invisible siguen latentes.

Esta carrera es de largo aliento y solo la ganarán quienes muestren disciplina, constancia y prudencia. Todavía falta medio año por recorrer, sin camas ni oxígeno.


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