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Por: Redacción La Industria

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Publicada el 04/08/2020 - 11:10 AM

[Opinión] ¿Vale la pena vivir en un mundo sin amor?, por Luis Vega Verástegui


En esta nefasta pandemia deberíamos preguntarnos, ¿en qué mundo quisiéramos vivir? ¿Vale la pena vivir en un mundo sin el amor hacia nuestros seres queridos?

Es muy difícil afrontar con cordura una pandemia tan catastrófica como esta. Los instintos más elementales de nuestro ser nos incitan a cometer actos aparentemente irracionales, cuando la humanidad es acechada por la muerte. En momentos como estos, muchas personas están dispuestas a arriesgarlo todo solo para mantener viva la presencia de sus amados. Aislarse, endeudarse o perder el trabajo son algunas de las decisiones que muchas personas han tomado para preservar la salud de sus familiares. Todas estas acciones son realizadas sin pensarlo dos veces ya que es un instinto humano velar por lo amado. Este es un instinto humano, demasiado humano diría Nietzsche, pero ¿qué sería de la vida sin este instinto tan elemental? 

Lamentablemente, muchas personas —consumidas en su propia indiferencia— creen que la economía vale más que la vida misma. Desde un punto de vista utilitarista, estos individuos piensan que es más razonable beneficiar la economía dado que la pobreza puede afectar a muchísimas más personas en un futuro cercano. Desafortunadamente, nadie sabe a ciencia cierta como una apertura del mercado beneficiará a la mayoría. Todas estas son especulaciones que se basan en la fe de que todo ocurrirá de una forma racional y ordenada. Lo único certero, es que el futuro es incierto y el coronavirus es indiferente a todo orden humano. 

Sin duda alguna, todas las decisiones tomadas a gran escala en esta pandemia carecen de fundamentos. A pesar de eso, la falta de fundamentos es inherente a nuestra existencia ya que nos otorga una página en blanco donde podemos darle sentido a nuestra vida, algo que según Heidegger solo puede ser auténticamente dado cuando confrontamos nuestra propia muerte. Por ende, en esta nefasta pandemia deberíamos preguntarnos, ¿en qué mundo quisiéramos vivir? ¿Vale la pena vivir en un mundo sin el amor hacia nuestros seres queridos? 

En mi opinión, un mundo que valore la economía a costa de la vida no merece existir. Lo que está en juego en esta desafiante pandemia es defender la vida, pero no la vida animal —cuyo único sentido es el de reproducirse— sino la vida humana que siente en su ser como lo más preciado en su existencia repentinamente desaparece para siempre. En escenarios como estos ¿estamos dispuestos a arriesgarlo todo para defender lo más valioso de este mundo?  


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